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Si Brian De Palma consiguió hacer películas personales mirando a Alfred Hitchcock aquí en un juego de muñecas rusas Nacho Vigalondo mira a un De Palma 2.0 que a su vez seguia mirando a Hitchcock. Open Windows está narrada a través de las múltiples ventanas de la pantalla de un ordenador, de un móvil, de una cámara de seguridad... dejando que el espectador se deje llevar por múltiples detalles o pistas (algunas falsas). Eso hace que Open Windows se deje llevar por un falso caos. Falso porque Nacho Vigalondo controla toda esa aparente confusión para que la narración llena de giros increíbles nunca se salga de madre. Por eso el espectador cree que ante tantas ventanas (caminos) es libre pero en realidad está siendo llevado de la mano por el director. Dado lo bien narrada que está en Open Windows es tan importante el Vigalondo escritor como el Vigalondo director. Por la cantidad de texturas que tiene Open Windows es difícil describir alguna de sus estupendas escenas: una Sasha Grey escapando del maletero con su imagen deformado o una nueva forma de crear finales aparentemente apacibles. O una escena aparentemente inofensiva pero de gran fuerza como Elijah Wood conduciendo al son de la mítica Ghost Rider de Suicide. Para los que llegaron tarde a Los Cronocrimenes o les aburrió Extraterrestre Nacho Vigalondo ha rodado una película aparentemente más accesible con persecuciones, alguna explosión y una chica guapa (Sasha Grey es un acierto de casting). Eso sí, lo ha hecho a su manera. Quizás la única posible. Una película que no se conforma con su sencillez sino que va más allá. En realidad como toda la filmografía de Vigalondo, que siempre anda buscando campos minados, Open Windows no hace otra cosa que remarcar la autoría de su director. Ahora la pelota está en el tejado de una mayoría del público español intentar conectar con su cine.
▲ : su ensamblaje de sencillez argumental y complejidad física
▼ : creer que sólo es un prodigio técnico
▼ : creer que sólo es un prodigio técnico
En efecto, 'Open windows' no es exactamente una película; es, más bien, una película que se devora a sí misma con la misma certeza con la que la ecuación de Dirac (otro añadido del físico) dio con la lejana posibilidad de la antigravedad. Es, para entendernos, una antipelícula. Y como dice el paliza de mi amigo, lo que provoca al tocar la retina es una gozosa transformación de la mirada
Enfocada desde los ojos atentos y morbosos que nos impone y brinda la tecnología actual, la odisea de uno de los antihéroes definitivos del cine reciente apunta muy alto desde su arranque, pero su milimétrico cálculo técnico hace que el desarrollo de la historia alterne momentos de gran dinamismo y emoción con un cuerpo central que a veces sufre en su ritmo. Sobran piruetas, pero en conjunto atrapa● La ventana indispuesta (Javier Ocaña | El País)
Lo que nos lleva a un divertimento que aguanta la metralla mientras no se agota la paciencia del espectador por seguir la trama, en principio jugosa, al final más débil, conforme el rizo corre el riesgo de convertirse en embrollo después de tantos giros
OPEN WINDOWS es cine popular inteligente, que desafía al espectador con descaro y honestidad. Vigalondo lleva barba y no es casualidad. #SFF
— SO FILM Esp (@SOFILMEsp) julio 4, 2014
#OpenWindows aparte de que estén muy curradas, las películas de Vigalondo tienen algo que contar?
— MisterBelvedere (@MisterBelvedere) junio 27, 2014
Creo que hubiese disfrutado más de 'Open Windows' sin los requiebros finales, pero, vamos, que superguay, que vaya filigrana estupenda.
— Pablo Algaba (@pantallapartida) julio 4, 2014
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