Snowpiercer (Rompenieves) es una superproducción curiosa. Es una película de gran tamaño presupuestario dirigida por uno de los grandes del cine surcoreano (Bong Joon-ho), basada en un popular cómic francés (Le Transperceneige) y repleta de conocidos actores ingleses y norteamericanos(Chris Evans, Tilda Swinton, John Hurt...). Un mejunje que en manos de ... se convierte en un productor tan apasionante como debería ser como cualquier buen blockbuster pero sin cortarse en otros asuntos donde esa clase de películas si lo hacen. Snowpiercer (Rompenieves) no se corta en un feísmo bien entendido, su crueldad sin miramientos y un discurso sobre la revolución del pueblo más pesimista que otra cosa. Una película que jamás pierde su tono épico pero que no por ello deja de ser una película adulta. La película de Bong Joon-ho narra la distópica historia de un tren donde conviven los supervivientes a la glaciación de la tierra. El tren es una muestra de la sociedad actual donde las clases más miserables sobreviven como pueden en el vagón de cola mientras que las más pudientes viven como dioses en los vagones delanteros. La rebelión del vagón de cola intentando ‘ascender’ hacia los principales vagones se convierte en una sencilla pero efectiva metáfora más que sobre esa sociedad distopica sobre la nuestra actual. Pero lo que le permite este formato a Bong Joon-ho es poder construir un armazón de hierro para Snowpiercer (Rompenieves). Cada vagón se corresponde con una set piece que el director coregrafia de forma meticulosa haciendo que cada uno sea diferente al resto. Y a pesar de ser diferente la película jamás pierde su sentido de la unidad y la coherencia interna. Coon eso logra que el espectador jamás caiga en la rutina o el sopor a pesar de que el eesquemaa es el mismo: los mismos personajes avanzando por el mismo lugar (tren). Pero Snowpiercer (Rompenieves) sólo ofrece hallazgos: el vagón de la lucha (la alucinante pelea a hachazos), el vagón de la belleza (el acuario), el vagón final filosófico-distópico... Y cada uno aporta una cosa distinta sin perder el estilo visual de Bong Joon-ho Y sabiendo utilizar y mover la cámara por el poco espacio que le permite el tren. Por poner un pero (que es casi involuntario) es que uno llega tan agotado al final que quizá hubiera agradecido que toda ese colofón (que es extraordinario) no se hubiera dilatado tanto. Da la impresión que la aparición final de un gran actor había que amortizarla. De todas maneras es complicado ponerle un pero a Snowpiercer (Rompenieves) a un gran espectáculo cinematográfico: tan épico en sus imágenes como duro en su mensaje. Curiosamente el único mensaje de una esperanza futura se mira en el exterior (del tren) justamente en ese mundo del que tanto aborrecemos últimamente.
▲: la pelea a hachazos ▼ : un estreno limitado (en España) para una película que debería ser considerada un blockbuster
Rompenieves se convierte, así, en algo infrecuente: un blockbuster con cerebro y tensión estilística de principio a fin, el modelo de película que cineastas como Terry Gilliam han luchado toda su vida por convertir en una posibilidad
A pesar del escenario Bong Joon-ho consigue momentos inquietantes, de gran espectacularidad, impropios del género, con toques dramáticos abrumadores y otros de comedia negra
Durante casi tres cuartos de película, el director coreano solventa la papeleta gracias a su sentido del ritmo y su brillantez en la planificación de escenas que beben de la animación y el cómic para resultar plenamente cinematográficos
El viernes se estrena #Snowpiercer thriller trepidante,ingenioso,radical,que pasa en un tren: metafora de la sociedad y sus injusticias 9/10
— Jose Nieves Lavid (@nievesclaqueta) Mayo 5, 2014
Seguro que te apetece ir al cine a ver #SNOWPIERCER. Ciencia ficción física y desacomplejada. Banquete visual. Puesta en escena A+.
— Rodrigo Cortés (@rodrigocor7es) Mayo 9, 2014
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